domingo, 21 de noviembre de 2010

"Entreactos" de Eva Monzón

Los dos niños habían estado escribiendo en un papel una invocación inventada que les quedó, a su parecer, realmente impresionante. Lo escrito para ser recitado justo en el momento preciso del proceso, no podía despertar más que ternura a unos ojos adultos: un montón de palabras, supuestamente terribles, escritas con una caligrafía infantil y llena de faltas. Estaba rimado -la impresión que creaba al ser léido en voz alta les pareció más contundente así que en prosa-, y el verso aumentaba su ingenuidad. Se pasaron el mediodía recitándolo y retocándolo, pero preparar la invocación les llevó más esfuerzos. A Pedro, emocionado y riguroso, se le fueron ocurriendo un montón de pequeños complementos que, aseguraba, eran imprescindibles para el buen funcionamiento del conjuro.
-¿Pero eso, para qué?
-¡Que sí, que sí! Que sin jugo de raíces, moscas, tierra y agua bendita, todo mezclado, no funciona.
-A mí no me apetece ir a la iglesia a coger agua bendita.
-Bueno, ya voy yo. Tú ve machacando las raíces y los insectos.
Clara estaba emocionada también, aunque las perfecciones de Pedro le irritaban a veces.
-Bien, la poción ya está -el niño observaba la mezcla y no acababa de estar satisfecho-, debería dejarse en un bote de cristal y enterrarlo durante tres semanas bajo la luz de la luna llena.
Mira, así sería demasiado largo, y además la luna llena no está tanto tiempo seguido brillando, que lo sepas. Eso no puede ser así, estás equivocado.
-¡Oye, no te enfades! A mí me da igual. Tú eres la que quieres que funcione. Yo sólo digo lo que hay.
-Perdona, Pedro.
Enseguida se les pasaba el enfado, sobre todo a él, que inventaba rápidamente más ingredientes alternativos para mejorar la eficacia de la Poción Oscura -como la llamaron-. Tuvieron la precaución de ir anotando los ingredientes en el reverso del conjuro, por si acaso necesitaban volver a mezclarla.
-Después de Blanca, otro día, podríamos invocar a alguien más.
-Fíjate, con lo fácil que es esto, y a nadie se le ha ocurrido hacerlo.
-Bueno, tan fácil no es, que yo he tenido que investigar mucho -reinvidicó un poco amoscado Pedro.
Los niños estaban muy excitados. Creían de verdad tener la llave entre los dos mundos. Los preparativos fueron exhaustivos y les llevó toda la mañana y parte de la tarde.
...
Fragmento extraído de la novela "Entreactos" de Eva Monzón
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Eva Monzón nació en Santander. Estudió música e inglés y se licenció en psicología. Trabajó en la enseñanza varios años, actvidad que relegó para dedicarse a la psicología clínica. En el ámbito literario, es autora de la novela corta Tiempo muerto, que fue editada, junto con otros tres relatos, por la editorial Bartleby. También ha escrito la colección de relatos cortos Retazos y la novela juvenil La cicatriz de Paula.
Entreactos ha sido ganadora del Premio de Narrativa Alfons el Magnànim 2006.

También podeís encontrar su blog interesante: http://evamonzonj.blogspot.com

sábado, 13 de noviembre de 2010

Un ovillo de lana...

Un ovillo de lana
tus manos
tejiendo la memoria
el movimiento

¡Abuela la memoria!

y siguen las estrellas
el frío sigue

lana esponjosa
el recuerdo.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Capitulo 3 - Estrellas


Hoy me he levantado con la espalda a trozos. Esta noche creo que no habían estrellas, en todo caso poco importa porque a quién se lo voy a contar. Y además las estrellas me las suelo inventar, porque entre estas paredes sólo hay aire. Por eso en muchas ocasiones voy subiendo peldaños, cantando una canción que no recuerdo, pero la canto de todas formas. Cualquier día me encuentro un agujero entre este mármol, y salgo. A algún lugar desembocará este caminar, peldaño a peldaño. Cada vez más despacio, hablando con las paredes y se me va el santo al cielo. Apoyada en la pared, mirando ese gran vacío que tampoco existe.
Seguir. Había perdido la cuenta, empiezo por el principio: un, dos, tres…



Entre el aire
se escucha la voz
unos destellos